sábado, 25 de octubre de 2014

La noche en blanco o lo que no se cuenta de Lorca

Anoche, quise leer algo que nunca se dice de Lorca, pero como no había micrófono, lo dejé... Evidentemente, tiene que ver con la homosexualidad y con la homofobia de todos los tiempos.

Espero que os guste.


Sonetos del amor oscuro es una de las obras lorquianas más decididamente homosexual, escrita en los últimos meses de vida del poeta.

Cuando en 1984 se publicaron en una edición no autorizada, clandestina, se produjo un tremendo “revuelo cultural”. Quizá porque como decía Ángel Ganivet, estos poemas quieren hablar de aquellos a los que en Granada sólo les saludaba el aire.

Y…, si al menos es el aire quien saluda (no es todo lo malo).

Pero, a veces, la especie humana tira piedras, como les ha pasado a dos jóvenes (gay y lesbiana) al salir del instituto en un pueblo de Murcia, por recordar sólo el último capítulo homofóbico aparecido en los medios.

Esas piedras, símbolo de la homofobia pasada y presente, no sólo están en la calle, también en la familia y en las personas allegadas, cercanas.
                                     
La familia del poeta no podía soportar que alguien dijera que Lorca era homosexual. Su hermano Francisco dejó dispuesto antes de morir que nunca se publicaran con ese título, sino que se editaran con el título de: Sonetos, Sonetos de amor o Sonetos amorosos.

Críticos literarios, por citar uno de ellos, Fernando Lázaro Carreter le dieron a “lo oscuro” de los sonetos el sentido de un amor que es lucha, pasión dolorosa, muerte. Y eso, a pesar de la claridad de estos versos:

Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido…

Pero… ¿quién es ese amor oscuro de Lorca?

Sabemos que hubo un gran amor pero no sabemos cómo se llama y aunque en el 2012 salió a la luz la relación con Juan Ramírez de Lucas, periodista y crítico de arte; hasta que no se publiquen sus diarios y cartas, prefiero pensar que en los últimos años del poeta sólo había espacio para Rafael Rodríguez Rapún.

Se conocieron en 1933 en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Fue una relación tempestuosa y abierta entre Federico, homosexual y un joven Rafael, bisexual. Sólo se conserva una carta cruzada entre ellos escrita desde Argentina que dice: Me acuerdo muchísimo de ti. Dejar de ver a una persona con la que ha estado uno pasando, durante meses, todas las horas del día es muy fuerte para olvidarlo. Y, anécdotas como aquella en que lo invitan a un congreso teatral en Italia y en la invitación le dicen que puede “acudir con su esposa”, a lo que Lorca responde que era soltero pero que asistirá gustoso con su “secretario personal”, Rafael.

Federico amó a Rafael y Rafael amó a Federico. Como cuenta Mª Teresa León quedó roto al conocer la noticia del asesinato. Entonces se alistó en el frente militar donde murió el 18 de agosto de 1937, justo un año después que Lorca. No sé si es casualidad, destino trágico o, simplemente, la última piedra en el camino.

Vamos a disfrutar de la fuerza, el deseo y la pasión con que Lorca escribe palabra a palabra sobre este amor homoerótico de impecable belleza.




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