Colectivo Plurales
jueves, 8 de marzo de 2018
lunes, 26 de junio de 2017
Un acercamiento a las diversidades afectivo sexuales y de género
Vivimos en un sistema heteropatriarcal y capitalista, que tiene una forma de
pensamiento binaria, dicotómica, jerarquizada y excluyente, por la que prima a los
hombres sobre las mujeres; a la heterosexualidad sobre la homosexualidad; a lxs ricxs
sobre lxs pobres; sanxs sobre enfermxs; jóvenes sobre mayores; nacionales sobre
extranjeros, etc. Este sistema impone una división binaria de las personas en dos
sexos, hombres y mujeres en función de las características físico reproductivas de los
cuerpos. Dos géneros, masculino para los hombres y femenino para las mujeres. Y un
único deseo heterosexual –donde los hombres desean a las mujeres femeninas y las
mujeres desean a los hombres masculinos-, cuya finalidad es la constitución de
familias como unidades de procreación y de consumo. Es decir, el fin último es la
reproducción de las personas y del sistema.
¿Quiénes son las personas que no se ajustan a esta norma?: homosexuales,
bisexuales y polisexuales, transexuales y transgénero, intersexuales, asexuales
(solterxs, por ej.). )
¿Dónde quedan las personas que no se ajusten a esa norma? Todos estos colectivos
han sido invisibilizados o visibilizados como enfermos, delincuentes, pervertidos o
pecadores, para hacernos pensar que son minorías, excepciones a la norma, porque
se salían de lo que este orden establecía como lo correcto. Además de que, entre sus
objetivos fundamentales de vida no estaba la reproducción, sino poder vivir y amar en
libertad, bajo sus propias reglas.
Colectivo LGB
Si preguntara en este aforo cuántxs usuarixs habéis tenido por homosexualidad en
vuestro ejercicio profesional en Servicios Sociales, creo, casi con toda seguridad, que
la respuesta sería “pocxs o ningunx”. ¿Eso significa que no existen las personas
homosexuales? No. Significa que lo que socialmente se ha venido definiendo como
homosexualidad, que en un momento de la historia fue un pecado, una
enfermedad, fue un delito, hoy no es, para muchos, más que una característica. Por eso es difícil que actualmente entre vuestros usuarios haya homosexuales per se,
es decir, sólo con esa problemática. ¿Por qué? Hay varios motivos.
El primer motivo es que lo que literalmente definiría la homosexualidad, que sentimos
atracción afectivo sexual por personas de nuestro mismo sexo, no nos convierte en
homosexuales. Sin embargo, hay personas, que después de diez años de relación y
uno de convivencia, cuando les preguntas si son lesbianas, te responden
rotundamente que NO. Y es que, ésta es para ellas una característica más de sus
vidas que no les ha influido demasiado y no las define. Es más fácil que se sientan
identificadas con otras características como la osteogénesis imperfecta, pues eso
ahora sí sí determina su día a día. Hay quien además, entienden la sexualidad como
parte de su intimidad. Hay quienes no lo dicen nunca. Unxs se mantienen solterxs –
algo que ha sido relativamente frecuente en las zonas rurales hasta ahora-, otrxs
hacen uso del matrimonio heterosexual –ésta fue una práctica muy habitual en las
mujeres y hombrs que sentían este deseo durante la dictadura. Y otrxs, simplemente,
viven una vida homosexual sin dar explicaciones, considerando que si las
personas heterosexuales no andan diciendo por ahí como viven, lxs homosexuales tampoco tienen que dar explicaciones, “es una información que no importa a nadie”,
dicen. Personalmente creo que es algo más complicado que eso, y es que la
heterosexualidad no tiene la tradición de discriminación, exclusión, extorsión que ha
vivido el colectivo homosexual. Pero, su opinión es tan respetable como la mía.
Sin embargo, hay personas que se sienten felices, orgullosas de su homosexualidad,
se consideran parte de un colectivo de iguales, con el que comparten códigos,
experiencias, un lenguaje común. Éstas sí han generado una identidad alrededor de la
homosexualidad, en la que sentir atracción afectivo sexual por personas del mismo
sexo es la base sobre la que se levanta todo un estilo de vida diferente al que tiene la
mayoría de la sociedad heterosexual. Ellxs sí se autodenominan gays, lesbianas o
bisexuales. Entre estas personas se puede hacer una distinción:
- las que viven la homosexualidad como un lugar desde el que luchar para
lograr la igualdad.
- las que consideran la homosexualidad como una transgresión al sistema
heteropatriarcal
Entonces, ¿qué nos convierte en homosexuales?
Que nosotrxs nos identifiquemos con la homosexualidad y nos nombremos lesbianas,
gays o bisexuales, por ejemplo. No seremos homosexuales porque otrxs nos nombren
así. Si después de veinte años de relaciones heterosexuales, conozco a alguien de mi
sexo, y tengo una relación estable con esa persona, aún casándome, no seré
homosexual o bisexual si yo no decido nombrarme así. Por otro lado, si una noche de
fiesta termino en la cama con una mujer, aunque haya tenido el mejor orgasmo de mi
vida, eso no me convierte en homosexual, simplemente he practicado sexo lésbico.
Igual que si tengo fantasías sexuales con otra mujer, no seré lesbiana si yo no me
denomino así.
El segundo motivo de que no haya homosexuales entre nuestrxs usuarixs, es que, lo
que tienen en común los colectivos que nos frecuentan, en mayor medida, es la falta
de recursos. Salvo que hayan hecho del uso de los SS.SS. un hábito –y todxs
conocemos personas que se han acostumbrado a vivir de lo poco o lo mucho que les
da la Administración y se conforman con ello-, si tienen dinero, trabajo y vivienda, no
acuden a los centros. De esta manera el colectivo homosexual per se no es usuario de
SS.SS. Porque la homosexualidad no es, a primera vista, una cuestión de falta de
recursos. Y dice Ángel L. Maroto (2006) -trabajador social y antropólogo, gay, que
hizo su tesis sobre la homosexualidad y el trabajo social- que, la homosexualidad y
los problemas que trae consigo, cada vez existen menos para nosotrxs como
profesionales, porque somos vistos como meros gestores de recursos, y no se piensa
en nosotrxs como quien favorece una relación de ayuda que posibilite la gestión del
estigma y la consecución de una identidad homosexual que reivindica la
normalización de los espacios. Hace algún tiempo que yo, como ts, como lesbiana, y
como persona carente de recursos en muchas ocasiones, me di cuenta de eso. Si iba
a un centro de SS.SS. es porque fui madre adolescente, víctima de maltrato (en ese
momento en el que no existía la violencia de género), a ratos familia monoparental,
desempleada, etc., pero nunca porque era lesbiana. Y de hecho, cuando más me
acercaba al lesbianismo y al feminismo, la manera de relacionarnos entre nosotras
era tal, que tejíamos redes para soportar la precariedad económica. De modo que,
nunca fui usuaria de servicios sociales por mi orientación sexual.
¿Cuál es la problemática de la homosexualidad, entonces, que hace que unas
personas sientan el estigma y otrxs no; que hace que unxs se identifiquen con esa
orientación y otrxs no?
Para explicar las peculiaridades de la homosexualidad actualmente, vamos a hacer
una distinción entre lo que sucedía antes de que se aprobara la ley del matrimonio
homosexual en 2005 y cómo se están transcurriendo las cosas después de esta ley.
Antes de que se aprobara la la modificación del Código Civil, la discriminación del
colectivo era muy grande. Muchxs vivían en la clandestinidad o fingiendo vidas que no
eran las suyas. Sufrían agresiones en la calle, mobbying en los trabajos, en no pocos
casos la muerte. Eran desahuciadxs de sus familias, de sus amigxs, vivían mucha
soledad.
La manera de solucionarlo fue, como hacen las minorías, uniéndose. Se juntaron en
movimientos de lucha y reivindicación de derechos, de petición de respeto a la
diversidad. Construyeron una imagen positiva de los gays y las lesbianas como las
personas normales que somos, para demostrar a la mayoría heterosexual de que nos
aceptaran en la sociedad como ciudadanxs que éramos a casi todxs los niveles.
Pedíamos la integración y la normalización. De aquellos movimientos asociativos
salieron tejidxs de amigxs que hacían las veces de familia y apoyo mutuo, gracias a
los que muchxs sobrevivieron.
¿Qué ocurrió después del acceso al matrimonio?
El tejido asociativo se debilitó, casi desapareció. En Granada lo hizo, de hecho, pues
la gente consideró que se habían conseguido los derechos que nos daban la igualdad,
y dejaron de reivindicar y de luchar. Gays y lesbianas hicieron uso de su poder de
integración y se casaron. Después adoptaron o tuvieron hijxs por TRA y constituyeron
familias que fueron aceptadas y respetadas en las sociedad heterosexual. Y así
parece que la homosexualidad solucionó todos sus problemas, como si
homosexualidad y heterosexualidad fueran la misma cosa. Nada más lejos. Lo que el
sistema consiguió, porque fue lo que el movimiento institucional asociativo LGB pidió
con fuerza, fue la normalización de la homosexualidad, es decir, que lxs homosexuales
hicieran uso de las instituciones heteropatriarcales, y siguieran los objetivos del
heteropatriarcado. El sistema consiguió, al cumplir nuestras reivindicaciones, hacer
funcional a sus objetivos al colectivo homosexual.
Sin embargo, se aceptó la homosexualidad siempre que siguiera las normas
heteropatriarcales, pero no se aceptó a lxs homosexuales. Y es que, en el momento
en el que una persona homosexual deja de cumplir las normas vuelve a ser excluida.
Un ejemplo. Como he dicho, nosotrxs no seguimos las normas de género
establecidas, porque nuestro deseo no coincide con el heterosexual. A mí me atraen
las mujeres, pero es muy difícil que me atraiga el tipo de mujer establecido para el
deseo masculino: grandes pechos y caderas, un buen culo, maquillaje, ropa ceñida o
insinuante, etc., por eso, no nos construimos así. ¿Qué ocurre entonces?
El sistema nos acepta cuando podemos ser objeto de deseo de los hombres.
O si nos hemos convertido en una familia estable, mejor si es con descendencia (de
hecho, la gente que fue repudiada por sus familias cuando salieron del armario, fueron
aceptadas de nuevo cuando se casaron y sobre todo si tenía hijxs),
Si tenemos poder adquisitivo o culto al cuerpo, que realza la masculinidad –
característica de los hombres.
Sin embargo, el sistema vuelve a excluir quien no cumpla con sus normas. En este
caso, deja fuera quien se aleje de los modelos de género. Así, no soporta a una mariquita loca; a una camionera, etc. Por lo tanto, el problema de la homosexualidad
actualmente no es tanto la sexualidad no normativa, como el género.
Los otros problemas que, tal vez sí puedan llegar hasta nosotrxs como profesionales
de los SS.SS., es la homosexualidad interseccionada con las características de otros
colectivos (teniendo en cuenta, además, que muchas veces las cosas empeoran en el
ámbito rural, la homosexualidad puede ser un problema en los pueblos, donde las
normas y tradiciones están más arraigadas y cuesta mucho que se acepten los
cambios):
mujer lesbiana gitana, todxs conocemos la tradición heteropatriarcal de las familias
gitanas. El peso del matrimonio heterosexual, la maternidad y la familia; de los hijxs; el
marido... Solo hay que pensar cómo puede ser la adolescencia de una chica gitana
que no desee novio, ni piense en su boda y no pueda hablar de que le gusta su prima.
Eso, si tiene suerte y se acerca a la marca de género...
Noelia Heredia ha sido discriminada desde que era muy niña entre sus iguales por
tocar el cajón, que era un instrumento de chicos, que tenía que estar con las piernas
abiertas, por no tener novio, por no ser como las demás, por... Hasta que se fue, y
pudo ganarse la vida con el flamenco. Ella afirma: “Desde mi punto de vista, en el
mundo gitano, al ser una sociedad cerrada en si misma, se tiene demasiado en cuenta
el que dirán, dejando muchas veces de lado lo que debería ser fundamental: la
felicidad de las personas”, continua contándonos, “la situación de las lesbianas gitanas
no es buena, eso no es ningún secreto, pero es cierto que en los últimos años ha
mejorado. No estamos tan reprimidas, pero tampoco lo decimos de manera abierta.
Solo lo hacemos en círculos cerrados de mucha confianza, asegurándonos de que
esta información no va a salir en ningún caso. Eso sí, desgraciadamente el Pueblo
Gitano también toma como referencia que la sociedad mayoritaria también discrimina
a las lesbianas”. Tras una pausa continua con su relato “... hay un montón de
leyendas negras asociadas a las lesbianas. Eso entre los gitanos está muy presente y
se ejerce una intolerancia radical en cuanto sale a la luz pública, aunque sea a través
de simples rumores, el lesbianismo de alguna gitana. No se puede entender que haya
sexo entre dos mujeres sin la existencia de un hombre. Eso les da licencia para
difamar, humillar, agredir e insultar sin ningún límite”.
Un abuelo gay o una abuela lesbiana: esta población es, a mi juicio, la más
vulnerable, sobre todo los hombres, “la edad quita a los hombres lo que por fin da a
las mujeres”, dice B. Gimeno. Y es que, entre los gays se venera la belleza y la
juventud, así que, la edad, puede ser todo un problema. Además, a las mujeres nos
unen unos lazos de amistan que nos salvan muchas veces de la soledad.
El número de personas mayores lgtb aumenta proporcionalmente al aumento de la
tercera edad en general, unas setecientas mil personas mayores de 65 estimaba
Gimeno hace unos años. Las personas mayores sufren la problemática de la edad
interseccionada con la homosexualidad. Así todxs estamos acostumbradxs ya a ver
homosexuales jóvenes, pero es más difícil, y más incómodo, ver a personas mayores.
La vejez no gusta en la sociedad en la que vivimos, y el colectivo lgtb consiguió
aceptación de la homosexualidad, como decía antes, no de lxs homosexuales, y la
tercera edad, como la discapacidad o quienes se alejan de la marca de género, no
están aceptadas.
Las personas mayores vienen de un momento histórico en el que no se podía
manifestar la homosexualidad. Por eso, muchas veces son solterxs o no tienen familia,
porque los ascendentes murieron y no hay descendientes, a caso, sobrinxs con buena
voluntad. Los iguales están como ellxs, siendo cuidadxs por sus hijxs. En las residencias o con lxs auxiliares de ayuda a domicilio existe presunción de
heterosexualidad, así que no es difícil que, sin formación en género, una auxiliar lave
a un hombre que nunca se ha desnudado delante de una mujer. O una auxiliar lave a
una lesbiana que puede estar sintiendo una mezcla entre deseo y vergüenza en la
misma situación. En estos casos, suele pasar que, personas que han estado fuera del
armario e incluso han sido militantes durante su juventud, vuelvan al armario en la
tercera edad, con lo que eso conlleva. O intenten no acudir a una residencia, sufriendo
la soledad de la persona dependiente y mayor.
Chapero: suelen ser chicos muy jóvenes, en la década de los 20, la mayoría
latinoamericanos; no permanecen mucho tiempo en el mismo sitio. Suelen ejercer en
pisos que alquilan entre varios para eso. O en lugares para cruising al aire libre.
Muchas veces no tienen papeles, no usan demasiadas técnicas de prevención de ITS.
No es difícil que estos chicxs terminen en la calle, si decidieran o se vieran obligadxs a
dejar el trabajo, pues no cuentan con redes, ni familia.
Una mujer musulmana lesbiana en una religión donde la homosexualidad está
prohibida, la cultura es machista.
Niñxs y adolescentes que sufren bullying homofóbico: El motivo de la marginación y la extorsión de ls niños que sufren bullying homofóbico
como el transfóbico, no suele ser la sexualidad, sino el género. Les
compañeros se meten con ellas por alejarse de los modelos de género.
Refugiadxs políticos por motivos de orientación afectivo sexual y de
género. Al principio de la década del 2000 tuvimos en Granada la primera
pareja de refugiadas políticas por este motivo.
Identidades trans, es un término paraguas, que alberga varias categorías:
Diferencia entre disforia de género y transexualidad: Dice Mar Cambrollé, presidenta
de ATA, Asociación Andaluza de Transexuales que, “La gente sigue creyendo que
somos personas con disforia de género y la disforia no es una enfermedad de las
personas transexuales, es una enfermedad que la sociedad nos impone a las
personas transexuales porque no aceptan la diversidad. Yo no vivo atrapada en un
cuerpo, vivo en una sociedad atrapada en unos ideales binarios y muy estrictos
que no entienden de diversidad. Hay que derribar la idea de que vivimos en cuerpos
equivocados porque vivimos en una sociedad que ha estado equivocada con respecto
a la transexualidad.” Por tanto, una persona trans no es una persona con un desorden
mental, como intentan establecer médicxs y psiquiatras. La enfermedad es la disforia
de género, y su curación estriba en un proceso de hormonación y una operación de
reasignación de género, pero antes tiene que superar el Test de la vida real, que
supone pasar varios años viviendo y demostrando que esa persona se adapta al
género al que quiere convertir su cuerpo. Sin embargo, buena parte del movimiento
trans, como el movimiento lgb y parte del feminista protestan ante este procedimiento,
pues si partimos de la base de que el género es una construcción, que no tenemos un
original, es decir, podemos preguntarnos, ¿quién define cómo es el modelo perfecto
de mujer? ¿Y de hombre? Posiblemente, si nos pasaran un test probando nuestro
acercamiento al género, la mitad de lxs aquí presentes lo fallaríamos. ¿Cómo va a
superar alguien una prueba así? ¿Quién evalúa eso? Y lo más importante, ¿qué
autoridad tiene nadie para decirle a otra persona cómo debe comportarse para ser un
hombre perfecto o una mujer perfecta? Y, ¿cuál es el objetivo de esto?
Las personas transexuales, por tanto, son aquellas que no se sienten mujeres,
aunque hayan nacido en lo que la sociedad dice que es un cuerpo de mujer; o no se
sienten hombres, habiendo nacido en lo que la sociedad dice que es un cuerpo de
hombre. Esto es, existe una diferencia entre la identidad que les asigna al nacer en
función de su cuerpo biológico, y la que ellxs sienten. Estas personas siempre
pertenecerán al sexo con el que se identifican, no al que les asignaron al nacer. Esto
es, será una mujer (trans) o un hombre (trans) –el prefijo “trans- no se verbaliza. Ahora
bien, su orientación se definirá en función del sexo con el que ellxs se identifican. Si
me siento mujer –aunque naciera con un cuerpo de hombre- y me gustan las mujeres,
seré lesbiana.
Vamos a definir, a continuación, al resto de las identidades trans:
Lxs Transgénero son personas que no se sienten cómodas con lxs género que la
sociedad construye y les atribuye en función de sus cuerpos. Así, deciden transitar por
los géneros, considerando que existen más de dos (Anne Fausto Sterling, habla de
género como un continuum). Es posible que sus genitales no le molesten. O que
decidan eliminar los genitales y dejar las mamas, por ejemplo. Ven su subjetividad a
través del término persona, no hombre o mujer, esto es, sólo se consideran personas.
Sea como fuere son personas difícilmente categorizables, es decir, es muy
complicado, al verlxs, poder saber si son hombres o mujeres, porque, realmente eso
es lo que pretenden, ser simplemente personas. Deciden romper con el sexo
deshaciendo el género. Y si no hay sexo ni género, no hay orientaciones sexuales.
Son ejemplo de ellxs las personas andróginas.
Por otro lado, también existen lxs Travestis, que son aquellas que gustan de vestirse
como una persona del sexo contrario.
Ahora bien, tanto transgénero como travesti son identidades trans más bien elegibles,
tienen la necesidad de romper a nivel social con los límites establecidos. Sin embargo, la transexualidad sí es sentida en la mayoría de los casos como algo biológico. Y de
hecho, sería más normal que entre lxs usuarixs de Servicios Sociales hubiera alguna
persona transexual, no así travesti y, casi con seguridad, tampoco transgénero.
¿Cuál es la problemática de las personas transexuales para que lleguen a convertirse
en nuestrxs usuarixs? Que la sociedad no está o no ha estado preparada para la
diversidad. Por eso, una persona que se sale de las normas de género, que no tiene
opción a camuflarse, esconderse o disimular, porque las diferencias de género son
muy evidentes, es automáticamente estigmatizada, excluida y discriminada. En
diferencia a las personas homosexuales, que su alejamiento del género puede ser
más sutil en algunos casos, las personas trans viven fuera de la norma desde muy
niñxs, esto es, comportándose como si pertenecieran a otro sexo, autodenominándose
con otro nombre, vistiéndose diferente. Pero la sociedad no lleva demasiado bien la
diferencia y lxs niñxs pueden ser muy crueles. Muchas personas trans no han podido
siquiera terminar su periodo escolar, debido a esta marginación, pues sufrían casos de
bullying transfóbico. En otros casos han sido desahuciadxs de sus familias, y la
mayoría han terminado en la calle, sin formación, sin familia, sin amigxs, sin trabajo;
sin recursos. No pocas veces ejerciendo la prostitución para sobrevivir y en otras
muchas, sin que suene a drama, porque no es lo que pretendemos, sino mostrar la
realidad, llegando al suicidio. Pero el suicidio no lo trae ni el deseo de pertenecer a
otro género, ni una enfermedad mental. Viene de la mano de una situación
desesperada de impotencia, exclusión social, indefensión, falta de alternativas,
soledad, etc. Algo que, objetivamente cualquiera en su lugar hubiera hecho.
Por eso, tal vez, las personas trans, sí serían nuestrxs usuarixs, pues en no pocas
ocasiones son un colectivo sin recursos. Suele pasar que hay una diferencia entre los
hombres (trans) y las mujeres (trans). Viviendo en la sociedad heteropatriarcal en la
que vivimos, como sabemos, todo lo masculino está más valorado, por eso, que lo que
entendemos por una mujer, quiera convertirse en un hombre es, hasta cierto punto,
comprensible, es subir en la escala de privilegio social. Además, pasan
desapercibidos, pues físicamente logran ser hombres en toda regla. Pero una mujer
(trans) no está tan bien vista. Es como si la sociedad castigara al “hombre” por querer
pertenecer a un escalafón más bajo, es interpretada bajo la pregunta, “¿por qué iba un
hombre querer ser una mujer?” Por otro lado, el cambio de un biocuerpo con rasgos
de hombre a uno con rasgos de mujer es más difícil, consigue peores resultados, por
lo que siempre lleva el estigma de la diferencia encima. Como si nunca lograran ser
mujeres de verdad.
La globalización, las redes sociales, etc., han hecho que cada vez lleguen hasta
nosotrxs más casos de menores jóvenes. Así la Asociación Chrysallis, de familias de
menores trans, afirma tener a nivel nacional más de 500 familias afiliadas y haber
acompañado a otras tantas no afiliadas. Esto significa, por un lado, que no estamos
hablando de casos aislados, sino de casos invisibilizados, para que lo único que se
conociera como real y estable fuera la heterosexualidad. Y por otro, que no se trata de
personas marginadas, “locas” o enfermas que despuntan. No. Se trata de personas
con unas características, las que sean, que podíamos haber sido cualquiera –esto es,
no son pobres, ni inmigrantes, ni refugiadxs, ni gitanxs, etc., y que la sociedad ha
excluido, porque sí, porque con tanta diferencia se les desforma la norma, y eso es un
peligro para este sistema. Un ejemplo bastante básico de esto, pero muy gráfico, es
todo el revuelo que estamos teniendo en la Universidad de Granada con los servicios
multigénero. Un grupo de estudiantes ha hecho una serie de reivindicaciones a la
rectora, entre otras, que pusieran servicios multigénero en las facultades, para que
empezar por algún sitio a diluir los géneros en esta sociedad. Porque existen personas transgénero en las facultades. Porque las personas intersexuales también existen. No
sabemos como terminará, pero hasta ahora, el poder del sistema no da su brazo a
torcer.
Por otro lado, lo que ha ocurrido últimamente, es que el autobús de hazte oír ha hecho
más por el colectivo trans en dos semanas, de lo que haya hecho el colectivo
homosexual en todo el siglo XX. Ha intentado remarcar los límites de la
heterorrealidad, y no han contado con que la diversidad de la sociedad, es cada vez
mayor; estamos acostumbrándonos a que los límites son mucho más difusos de lo que
nos habían contado y que no pasa nada. ....
Para terminar con este colectivo y dado que sí tiene un tejido asociativo fuerte en este
momento, deciros que si os llegan casos de personas trans, menores trans, por
ejemplo, os pongáis en contacto con las asociaciones que conforman este
movimiento, porque tienen la información, los procedimientos, y los afectos, por
semejanza de experiencias también. Acercar a un menor trans a una de estas
asociaciones puede cambiarle la vida, sobre todo si están pensando en una operación
de reasignación de sexo, pues al ser tan jóvenes la toma de decisiones es muy
importante, y hay otras alternativas, que ellxs conocen bien, como inhibidores
hormonales, que detienen el proceso de desarrollo hormonal, retrasando el momento
de ciertas decisiones y dando tiempo a la persona para que madure y pueda valorar la
decisión lo más segura posible.
Finalmente nos queda hablar de las personas intersexuales. Lo que se ha venido a
conocer vulgarmente como hermafroditas. El término intersexual es un término
paraguas que hace referencia a personas que nacen con una, o más de una, gama de
variaciones en las características sexuales, que caen fuera de las concepciones
tradicionales de los cuerpos masculinos o femeninos. De nuevo, la mayoría de estas
personas no tienen ningún problema. El problema se lo genera la medicina cuando se
da cuenta de que no cumplen con los cánones que establecen sus manuales, y se
encuentran un bebé con un micropene, ovarios y cromosomas XXY, por ejemplo. Para
salvar la situación, es decir, que la familia no tenga grandes dilemas en la educación,
ni los niñxs traumas en su socialización, lo único que se les ocurrió, fue operar a lxs
recién nacidos y otorgarles un sexo, el que lxs médicxs consideran en función de cada
caso. Suele ocurrir que en la adolescencia, estas personas no se desarrollan con el
sexo que se les otorgó, sino de otras manera, o tienen problemas hormonales,
viviendo absolutas pesadillas. Sería más factible que se educara al niñx sin un sexo
determinado, pero la sociedad no parece haber estado preparada para algo que no
encajara en su heteronorma.
Generalmente estxs niñxs pasan desapercibidxs, y desde luego, desde la sanidad no
se hace publicidad de los casos que nacen así, de modo que, una vez más, se ha
creído que son excepciones, sin embargo, es más común de lo que la gente piensa,
en EEUU una de cada 2000 personas es intersexual.
Por María Alonso Vidal y Antonio J. Iáñez Aspizua. Ponencia para la Escuela de Verano de los Servicios Sociales de la Diputación de Granada. 1 de junio de 2017.
miércoles, 21 de junio de 2017
Glosario Plural "Para Entendernos"
Nuestra formación no nos prepara, la mayoría de las veces, para tener usuarixs del
colectivo LGTBQI; a lo sumo nos proporciona algo de información sobre género. Por
eso, es necesario, al menos, contar con algo de información, así si en nuestra práctica
profesional nos sorprende un caso de esta temática, no tendremos que acudir a nuestra
percepción particular para solucionarlo.
Además,
- La población LGTB es cada vez mayor, porque la homosexualidad es cada vez más visible (no porque ahora hay más personas lgtbqi de las que había – entre un 6% y un 10% aproximadamente de la población, según el informe Kinsey).
- Algunxs de nuestrxs compañerxs son gays y lesbianas (dentro o fuera del armario).
- Gays y lesbianas simplemente son parte de otras poblaciones excluidas, donde las situaciones de vulnerabilidad interseccionan: mujer, gitana lesbiana; anciano gay; mujer, marroquí lesbiana; inmigrante gay; prostituta trans; transeúnte trans ... Y, tal vez, por dicha intersección, el caso se vuelva particular.
Como profesionales nos pueden ocurrir dos cosas que nos pueden afectar en nuestra
intervención con este colectivo:
- que tengamos prejuicios, pues todo el mundo puede tener homofobia (gayfobia, lesbofobia, bifobia), transfobia o plumofobia.
- que tengamos desconocimiento.
Lo uno se soluciona aprendiendo. Lo otro con la imparcialidad que se nos presupone
como profesionales. Para solucionar el desconocimiento, a continuación vamos a
exponer una serie de conceptos y pautas que nos ayuden a desenvolvernos en el trato
con el colectivo LGTBQI. Vamos a empezar con los conceptos más básicos.
Lxs trabajadorxs sociales usamos las palabras como herramientas de intervención. La
palabra es mediación, por eso es necesario tener presente la frase del filósofo
Wittgenstein, “los límites de mi lenguaje son los límites de mi pensamiento, de mi
mundo”. Necesitamos conocer palabras para nombrar la realidad, pensar y, además,
comunicarnos bajo unos códigos de entendimiento común. En este caso concreto, dado
que la vida homosexual no ha tenido cabida en la forma de vida heterosexual, las
personas LGTBQI usan una serie de palabras, expresiones, códigos para comunicarse
entre ellxs, que además les sirven de reconocimiento entre ellxs, conocerlxs facilita
sentirse dentro de la comunidad y ayuda a generar identidad. Pero a nosotrxs como
profesionales nos van a servir para comunicarnos con las personas LGTBQI, y ganarnos
su confianza al entenderlxs.
lunes, 13 de junio de 2016
Valle no estaba oculta
Recuerdo cuando era un pipiolo, o un piruleto como solía llamarme Valle, y empecé mi activismo con las chicas de NOS (asociación LGTB en Granada). Trabajábamos muchos frentes, pero todos tenían un factor común: la visibilidad.
Desde que se consiguió el matrimonio igualitario hace once años en nuestra tierra parece que todo está conseguido. Nada más lejos de la realidad. Nos han querido hacer creer que los derechos sociales ya estaban conseguidos, que ahora había que normalizar la homosexualidad.
Y se ha normalizado. Mejor dicho, se ha heteronormativizado. El colectivo lésbico, gay, bisexual y transexual vuelve a estar en las sombras. Lo que la sociedad nos dice en pleno 2016 es que podemos ser homosexuales, bisexuales o transexuales, pero que no se nos note.
Tras el atentado sucedido ayer en Orlando, donde más de cincuenta personas han muerto y otras más de cincuenta han resultado heridas, la reacción social ha sido dicotómica. Por una parte, el colectivo LGTB español e internacional ha mostrado su más profunda repulsa hacia este delito de odio homófobo, una vez más vinculado al fanatismo religioso. Han sido muchas las personas que han subido fotos a las redes sociales besándose para visibilizarse y mostrar su apoyo a todas las personas que siguen sufriendo la violencia homóbofa. Por otra parte, simultáneamente el heteropatriarcado ha respondido con toda su dureza: "¿por qué tenéis que mostrar públicamente vuestra sexualidad? ¿Los atentados del 11-S fueron entonces actos terroristas por heterofobia?" Y lindezas de este estilo.
La igualdad real no la vamos a conquistar con esta "normalidad" que nos impone la sociedad. No queremos ser heteronormativas. Queremos ser como somos. Queremos ser libres. ¿Y ahora qué? Pues volver al principio. A reivindicar la visibilidad. Lo que no se ve, no existe. Y existimos. Y hay mucha invisibilidad.
Invisibilidad lésbica.
Invisibilidad trans.
Invisibilidad bi.
Invisibilidad gay.
Esta invisibilidad parece incrementarse con la edad. ¿Es que no existen personas mayores gays, lesbianas, bisexuales o transexuales? Sí. Existen. ¿Dónde están? En las sombras. Excluidas. Marginadas. Invisibilizadas. Ocultas. Heteronormativizadas.
Valle Galera, una artista granadina, hace un repaso a esta situación social cámara en mano. El 9 de junio presentó en Madrid su exposición "Estaba oculto", disponible hasta el 9 de julio en la Twin Gallery.
No os la perdais.
Antonio J. Iáñez
martes, 17 de mayo de 2016
17 de Mayo: Día Internacional contra la LGTB fobia
Hoy es el día para tomar conciencia de que hace tan solo 26 años sentirse libre y disfrutar de la orientación sexual era ser una persona trastornada. En un mundo no tan lejano en tiempo pero que representan años luz de la sociedad actual, concretamente el 17 de Mayo de 1990, la OMS eliminaba la homosexualidad como enfermedad. Sin duda, conforme la Sexología le va ganando terreno a la moralidad, la sociedad en su conjunto gana en salud y por ende, calidad de vida. Por supuesto, todavía queda mucho por mejorar.
Dentro de las fobias por orientación sexual distinguimos entre Lesbofobia, Gayfobia y Bifobia principalmente al tener algunas características diferentes y sobretodo por identificarlas de forma independiente. Por otro lado, seguiré alzando la voz y uniéndola al resto de profesionales y colevtivos exigiendo la despatologización transexual.
Dentro de las fobias por orientación sexual distinguimos entre Lesbofobia, Gayfobia y Bifobia principalmente al tener algunas características diferentes y sobretodo por identificarlas de forma independiente. Por otro lado, seguiré alzando la voz y uniéndola al resto de profesionales y colevtivos exigiendo la despatologización transexual.
La antipatía u odio hacia los homosexuales por el simple hecho de serlo, continua siendo una patología recurrente que en ocasiones puede verse arropada y alimentada por la sociedad machista, patriarcal y heteronormativa en la que estamos inmersos y de la que formamos parte. Y en este sentido todas las personas tenemos que tomar parte y quizá entonar el “mea culpa” reconociéndonos también heteronormativistas como miembros y parte que somos de esta cultura pues con independencia incluso de nuestras convicciones e incluso la propia orientación sexual, podemos acabar cayendo en errores que por imitación o por inercia hacemos y que promocionan conductas que ciertamente deseamos evitar. Quizá reconocer errores sirva para evitar futuros.
¡ La realidad es la que es ! A pesar de los pasos dados hasta ahora, nuestra sociedad sigue siendo homófoba. No se dan por supuesto las conductas de las que antiguamente se hacían gala, pero eso no significa que nuestra sociedad no siga siendo machista, patriarcal y homófoba. Algunas compañeras y compañeros sexólogos tienden a restar importancia a este hecho pero si realmente no tuviésemos esa homofobia tan instalada que hasta parece natural e innata, reconocerte LGTB (Lesbiana, Gay, Transexual Bisexual) no supondría lo que hoy supone, y son realidades sobre las que tenemos la responsabilidad de actuar y transformar. Pienso con absoluto convencimiento de que es y debe ser el eje vertebrador de nuestra profesión: Educar para que las personas crezcan y la sociedad se transforme.
¡ La realidad es la que es ! A pesar de los pasos dados hasta ahora, nuestra sociedad sigue siendo homófoba. No se dan por supuesto las conductas de las que antiguamente se hacían gala, pero eso no significa que nuestra sociedad no siga siendo machista, patriarcal y homófoba. Algunas compañeras y compañeros sexólogos tienden a restar importancia a este hecho pero si realmente no tuviésemos esa homofobia tan instalada que hasta parece natural e innata, reconocerte LGTB (Lesbiana, Gay, Transexual Bisexual) no supondría lo que hoy supone, y son realidades sobre las que tenemos la responsabilidad de actuar y transformar. Pienso con absoluto convencimiento de que es y debe ser el eje vertebrador de nuestra profesión: Educar para que las personas crezcan y la sociedad se transforme.
Fdo. David Mellado Díez
2016
2016
viernes, 26 de febrero de 2016
Concentración contra la Transfobia
Desde Plurales entendemos que hay tantas sexualidades como personas habitamos esta tierra. Hace dos semanas, en Granada, Dani fue víctima de una brutal agresión por el hecho de ser transexual, violándose con esta paliza cuatro de los Derechos Humanos.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos (art. 1) sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición (art. 2). Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona (art. 3). Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (art. 5).
Asimismo, la Asociación Mundial para la Salud Sexual declara que los derechos sexuales se fundamentan en los derechos humanos universales así como en el conocimiento científico relacionado con la sexualidad humana y la salud sexual. Reafirma que la sexualidad es un aspecto central del ser humano presente a lo largo de su vida y abarca el sexo, las identidades y los papeles de género, lo orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Reconoce que todos los tipos de violencia, acoso, discriminación, exclusión y estlgmatización son violaciones de los derechos humanos, y afectan al bienestar de los individuos, las familias y las comunidades.
Málaga, Granada, Cádiz y Sevilla, recientemente han sido noticia por delitos de odio contra personas transexuales y homosexuales. La falta de protocolos de actuación integral de carácter municipal, hacen que muchas de las víctimas no sean atendidas adecuadamente, ni desde los servicios sociales, ni desde la policía local o nacional. Ello hace de nuestra comunidad y sus provincias espacios “inseguros”, donde el miedo campa libremente, dando al agresor seguridad para este tipo de “tropelías”, que no reciben como respuesta de las instituciones, sanciones que contemplen el “agravante” y sirva de medida disuasoria, así mismo, la ausencia de campañas de sensibilización o de programas de educación en la diversidad sexogenérica en los centros educativos, son un anclaje para la discriminación.
En la primera mitad de 2015, el Ministerio del Interior presentó el informe correspondiente a los delitos de odio y discriminación denunciados durante 2014. Según estos datos, de un total de 1.285 denuncias en España, 513 tenían que ver con la transfobia y la homofobia, siendo 188 los casos en Andalucía por transfobia y la homofobia.
La Ley 2/2014, de 8 de julio, integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales de Andalucía, expone que la transexualidad no es un fenómeno actual. Existe desde siempre y en todas las culturas de la humanidad. Permite a las personas transexuales decidir libremente sobre la determinación del género con el que se identifican, con todas las consecuencias, manifestaciones y efectos que esta decisión conlleva; a saber:
- Poder modificar, en su caso, mediante los recursos sanitarios disponibles el propio cuerpo para conseguir una apariencia lo más congruente posible con el sexo-género con el que se identifica.
- Poder adoptar un modo de vida personal y social igualmente congruente y correspondiente a esta identidad.
- Tener derecho a un trato igual a las demás personas en todos los ámbitos, sin que en ningún caso sea discriminatorio.
Por tanto, desde el Colectivo Plurales hacemos públicas las siguientes propuestas:
- Instamos al Gobierno Andaluz al desarrollo urgente de medidas contra la transfobia que la normativa andaluza contempla, dotando de recursos y medios a esta Ley para poder hacerla efectiva y no se quede en una mera declaración de principios.
- Concienciación de las administraciones públicas para acabar con los delitos de odio.
- Que los cuerpos de seguridad y la Justicia tomen absoluta conciencia sobre la gravedad de estas agresiones y se tenga tolerancia cero contra las mismas.
En Granada a 26 de febrero de 2016.
viernes, 12 de febrero de 2016
Concentración contra la transfobia
Ni una agresión más. El martes 9 de febrero un chico sufrió en una plaza de los Alminares (barrio de Granada) una paliza por el simple hecho de ser trans. No consentimos ninguna actitud de odio, y mucho menos la violencia, hacia ninguna persona por ser como es.
Plurales condenamos esta agresión y el viernes 26 de febrero, a las 18.00h, estaremos en la Plaza del Carmen (Ayuntamiento de Granada), acompañando a Daniel en esta denuncia pública contra la transfobia.
Os esperamos allí.
Plurales condenamos esta agresión y el viernes 26 de febrero, a las 18.00h, estaremos en la Plaza del Carmen (Ayuntamiento de Granada), acompañando a Daniel en esta denuncia pública contra la transfobia.
Os esperamos allí.
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