lunes, 26 de junio de 2017

Un acercamiento a las diversidades afectivo sexuales y de género



Vivimos en un sistema heteropatriarcal y capitalista, que tiene una forma de pensamiento binaria, dicotómica, jerarquizada y excluyente, por la que prima a los hombres sobre las mujeres; a la heterosexualidad sobre la homosexualidad; a lxs ricxs sobre lxs pobres; sanxs sobre enfermxs; jóvenes sobre mayores; nacionales sobre extranjeros, etc. Este sistema impone una división binaria de las personas en dos sexos, hombres y mujeres en función de las características físico reproductivas de los cuerpos. Dos géneros, masculino para los hombres y femenino para las mujeres. Y un único deseo heterosexual –donde los hombres desean a las mujeres femeninas y las mujeres desean a los hombres masculinos-, cuya finalidad es la constitución de familias como unidades de procreación y de consumo. Es decir, el fin último es la reproducción de las personas y del sistema.

¿Quiénes son las personas que no se ajustan a esta norma?: homosexuales, bisexuales y polisexuales, transexuales y transgénero, intersexuales, asexuales (solterxs, por ej.). )

¿Dónde quedan las personas que no se ajusten a esa norma? Todos estos colectivos han sido invisibilizados o visibilizados como enfermos, delincuentes, pervertidos o pecadores, para hacernos pensar que son minorías, excepciones a la norma, porque se salían de lo que este orden establecía como lo correcto. Además de que, entre sus objetivos fundamentales de vida no estaba la reproducción, sino poder vivir y amar en libertad, bajo sus propias reglas.

Colectivo LGB
Si preguntara en este aforo cuántxs usuarixs habéis tenido por homosexualidad en vuestro ejercicio profesional en Servicios Sociales, creo, casi con toda seguridad, que la respuesta sería “pocxs o ningunx”. ¿Eso significa que no existen las personas homosexuales? No. Significa que lo que socialmente se ha venido definiendo como homosexualidad, que en un momento de la historia fue un pecado, una enfermedad, fue un delito, hoy no es, para muchos, más que una característica. Por eso es difícil que actualmente entre vuestros usuarios haya homosexuales per se, es decir, sólo con esa problemática. ¿Por qué? Hay varios motivos.

El primer motivo es que lo que literalmente definiría la homosexualidad, que sentimos atracción afectivo sexual por personas de nuestro mismo sexo, no nos convierte en homosexuales. Sin embargo, hay personas, que después de diez años de relación y uno de convivencia, cuando les preguntas si son lesbianas, te responden rotundamente que NO. Y es que, ésta es para ellas una característica más de sus vidas que no les ha influido demasiado y no las define. Es más fácil que se sientan identificadas con otras características como la osteogénesis imperfecta, pues eso ahora sí sí determina su día a día. Hay quien además, entienden la sexualidad como parte de su intimidad. Hay quienes no lo dicen nunca. Unxs se mantienen solterxs – algo que ha sido relativamente frecuente en las zonas rurales hasta ahora-, otrxs hacen uso del matrimonio heterosexual –ésta fue una práctica muy habitual en las mujeres y hombrs que sentían este deseo durante la dictadura. Y otrxs, simplemente, viven una vida homosexual sin dar explicaciones, considerando que si las personas heterosexuales no andan diciendo por ahí como viven, lxs homosexuales tampoco tienen que dar explicaciones, “es una información que no importa a nadie”, dicen. Personalmente creo que es algo más complicado que eso, y es que la heterosexualidad no tiene la tradición de discriminación, exclusión, extorsión que ha vivido el colectivo homosexual. Pero, su opinión es tan respetable como la mía.

Sin embargo, hay personas que se sienten felices, orgullosas de su homosexualidad, se consideran parte de un colectivo de iguales, con el que comparten códigos, experiencias, un lenguaje común. Éstas sí han generado una identidad alrededor de la homosexualidad, en la que sentir atracción afectivo sexual por personas del mismo sexo es la base sobre la que se levanta todo un estilo de vida diferente al que tiene la mayoría de la sociedad heterosexual. Ellxs sí se autodenominan gays, lesbianas o bisexuales. Entre estas personas se puede hacer una distinción:
- las que viven la homosexualidad como un lugar desde el que luchar para lograr la igualdad.
- las que consideran la homosexualidad como una transgresión al sistema heteropatriarcal

Entonces, ¿qué nos convierte en homosexuales?

Que nosotrxs nos identifiquemos con la homosexualidad y nos nombremos lesbianas, gays o bisexuales, por ejemplo. No seremos homosexuales porque otrxs nos nombren así. Si después de veinte años de relaciones heterosexuales, conozco a alguien de mi sexo, y tengo una relación estable con esa persona, aún casándome, no seré homosexual o bisexual si yo no decido nombrarme así. Por otro lado, si una noche de fiesta termino en la cama con una mujer, aunque haya tenido el mejor orgasmo de mi vida, eso no me convierte en homosexual, simplemente he practicado sexo lésbico. Igual que si tengo fantasías sexuales con otra mujer, no seré lesbiana si yo no me denomino así.


El segundo motivo de que no haya homosexuales entre nuestrxs usuarixs, es que, lo que tienen en común los colectivos que nos frecuentan, en mayor medida, es la falta de recursos. Salvo que hayan hecho del uso de los SS.SS. un hábito –y todxs conocemos personas que se han acostumbrado a vivir de lo poco o lo mucho que les da la Administración y se conforman con ello-, si tienen dinero, trabajo y vivienda, no acuden a los centros. De esta manera el colectivo homosexual per se no es usuario de SS.SS. Porque la homosexualidad no es, a primera vista, una cuestión de falta de recursos. Y dice Ángel L. Maroto (2006) -trabajador social y antropólogo, gay, que hizo su tesis sobre la homosexualidad y el trabajo social- que, la homosexualidad y los problemas que trae consigo, cada vez existen menos para nosotrxs como profesionales, porque somos vistos como meros gestores de recursos, y no se piensa en nosotrxs como quien favorece una relación de ayuda que posibilite la gestión del estigma y la consecución de una identidad homosexual que reivindica la normalización de los espacios. Hace algún tiempo que yo, como ts, como lesbiana, y como persona carente de recursos en muchas ocasiones, me di cuenta de eso. Si iba a un centro de SS.SS. es porque fui madre adolescente, víctima de maltrato (en ese momento en el que no existía la violencia de género), a ratos familia monoparental, desempleada, etc., pero nunca porque era lesbiana. Y de hecho, cuando más me acercaba al lesbianismo y al feminismo, la manera de relacionarnos entre nosotras era tal, que tejíamos redes para soportar la precariedad económica. De modo que, nunca fui usuaria de servicios sociales por mi orientación sexual.

¿Cuál es la problemática de la homosexualidad, entonces, que hace que unas personas sientan el estigma y otrxs no; que hace que unxs se identifiquen con esa orientación y otrxs no?

Para explicar las peculiaridades de la homosexualidad actualmente, vamos a hacer una distinción entre lo que sucedía antes de que se aprobara la ley del matrimonio homosexual en 2005 y cómo se están transcurriendo las cosas después de esta ley.

Antes de que se aprobara la la modificación del Código Civil, la discriminación del colectivo era muy grande. Muchxs vivían en la clandestinidad o fingiendo vidas que no eran las suyas. Sufrían agresiones en la calle, mobbying en los trabajos, en no pocos casos la muerte. Eran desahuciadxs de sus familias, de sus amigxs, vivían mucha soledad.

La manera de solucionarlo fue, como hacen las minorías, uniéndose. Se juntaron en movimientos de lucha y reivindicación de derechos, de petición de respeto a la diversidad. Construyeron una imagen positiva de los gays y las lesbianas como las personas normales que somos, para demostrar a la mayoría heterosexual de que nos aceptaran en la sociedad como ciudadanxs que éramos a casi todxs los niveles. Pedíamos la integración y la normalización. De aquellos movimientos asociativos salieron tejidxs de amigxs que hacían las veces de familia y apoyo mutuo, gracias a los que muchxs sobrevivieron.

¿Qué ocurrió después del acceso al matrimonio?

El tejido asociativo se debilitó, casi desapareció. En Granada lo hizo, de hecho, pues la gente consideró que se habían conseguido los derechos que nos daban la igualdad, y dejaron de reivindicar y de luchar. Gays y lesbianas hicieron uso de su poder de integración y se casaron. Después adoptaron o tuvieron hijxs por TRA y constituyeron familias que fueron aceptadas y respetadas en las sociedad heterosexual. Y así parece que la homosexualidad solucionó todos sus problemas, como si homosexualidad y heterosexualidad fueran la misma cosa. Nada más lejos. Lo que el sistema consiguió, porque fue lo que el movimiento institucional asociativo LGB pidió con fuerza, fue la normalización de la homosexualidad, es decir, que lxs homosexuales hicieran uso de las instituciones heteropatriarcales, y siguieran los objetivos del heteropatriarcado. El sistema consiguió, al cumplir nuestras reivindicaciones, hacer funcional a sus objetivos al colectivo homosexual.


Sin embargo, se aceptó la homosexualidad siempre que siguiera las normas heteropatriarcales, pero no se aceptó a lxs homosexuales. Y es que, en el momento en el que una persona homosexual deja de cumplir las normas vuelve a ser excluida. Un ejemplo. Como he dicho, nosotrxs no seguimos las normas de género establecidas, porque nuestro deseo no coincide con el heterosexual. A mí me atraen las mujeres, pero es muy difícil que me atraiga el tipo de mujer establecido para el deseo masculino: grandes pechos y caderas, un buen culo, maquillaje, ropa ceñida o insinuante, etc., por eso, no nos construimos así. ¿Qué ocurre entonces?

El sistema nos acepta cuando podemos ser objeto de deseo de los hombres.

O si nos hemos convertido en una familia estable, mejor si es con descendencia (de hecho, la gente que fue repudiada por sus familias cuando salieron del armario, fueron aceptadas de nuevo cuando se casaron y sobre todo si tenía hijxs),

Si tenemos poder adquisitivo o culto al cuerpo, que realza la masculinidad – característica de los hombres.

Sin embargo, el sistema vuelve a excluir quien no cumpla con sus normas. En este caso, deja fuera quien se aleje de los modelos de género. Así, no soporta a una mariquita loca; a una camionera, etc. Por lo tanto, el problema de la homosexualidad actualmente no es tanto la sexualidad no normativa, como el género.

Los otros problemas que, tal vez sí puedan llegar hasta nosotrxs como profesionales de los SS.SS., es la homosexualidad interseccionada con las características de otros colectivos (teniendo en cuenta, además, que muchas veces las cosas empeoran en el ámbito rural, la homosexualidad puede ser un problema en los pueblos, donde las normas y tradiciones están más arraigadas y cuesta mucho que se acepten los cambios):

mujer lesbiana gitana, todxs conocemos la tradición heteropatriarcal de las familias gitanas. El peso del matrimonio heterosexual, la maternidad y la familia; de los hijxs; el marido... Solo hay que pensar cómo puede ser la adolescencia de una chica gitana que no desee novio, ni piense en su boda y no pueda hablar de que le gusta su prima. Eso, si tiene suerte y se acerca a la marca de género...

Noelia Heredia ha sido discriminada desde que era muy niña entre sus iguales por tocar el cajón, que era un instrumento de chicos, que tenía que estar con las piernas abiertas, por no tener novio, por no ser como las demás, por... Hasta que se fue, y pudo ganarse la vida con el flamenco. Ella afirma: “Desde mi punto de vista, en el mundo gitano, al ser una sociedad cerrada en si misma, se tiene demasiado en cuenta el que dirán, dejando muchas veces de lado lo que debería ser fundamental: la felicidad de las personas”, continua contándonos, “la situación de las lesbianas gitanas no es buena, eso no es ningún secreto, pero es cierto que en los últimos años ha mejorado. No estamos tan reprimidas, pero tampoco lo decimos de manera abierta. Solo lo hacemos en círculos cerrados de mucha confianza, asegurándonos de que esta información no va a salir en ningún caso. Eso sí, desgraciadamente el Pueblo Gitano también toma como referencia que la sociedad mayoritaria también discrimina a las lesbianas”. Tras una pausa continua con su relato “... hay un montón de leyendas negras asociadas a las lesbianas. Eso entre los gitanos está muy presente y se ejerce una intolerancia radical en cuanto sale a la luz pública, aunque sea a través de simples rumores, el lesbianismo de alguna gitana. No se puede entender que haya sexo entre dos mujeres sin la existencia de un hombre. Eso les da licencia para difamar, humillar, agredir e insultar sin ningún límite”.

Un abuelo gay o una abuela lesbiana: esta población es, a mi juicio, la más vulnerable, sobre todo los hombres, “la edad quita a los hombres lo que por fin da a las mujeres”, dice B. Gimeno. Y es que, entre los gays se venera la belleza y la juventud, así que, la edad, puede ser todo un problema. Además, a las mujeres nos unen unos lazos de amistan que nos salvan muchas veces de la soledad.

El número de personas mayores lgtb aumenta proporcionalmente al aumento de la tercera edad en general, unas setecientas mil personas mayores de 65 estimaba Gimeno hace unos años. Las personas mayores sufren la problemática de la edad interseccionada con la homosexualidad. Así todxs estamos acostumbradxs ya a ver homosexuales jóvenes, pero es más difícil, y más incómodo, ver a personas mayores. La vejez no gusta en la sociedad en la que vivimos, y el colectivo lgtb consiguió aceptación de la homosexualidad, como decía antes, no de lxs homosexuales, y la tercera edad, como la discapacidad o quienes se alejan de la marca de género, no están aceptadas.

Las personas mayores vienen de un momento histórico en el que no se podía manifestar la homosexualidad. Por eso, muchas veces son solterxs o no tienen familia, porque los ascendentes murieron y no hay descendientes, a caso, sobrinxs con buena voluntad. Los iguales están como ellxs, siendo cuidadxs por sus hijxs. En las residencias o con lxs auxiliares de ayuda a domicilio existe presunción de heterosexualidad, así que no es difícil que, sin formación en género, una auxiliar lave a un hombre que nunca se ha desnudado delante de una mujer. O una auxiliar lave a una lesbiana que puede estar sintiendo una mezcla entre deseo y vergüenza en la misma situación. En estos casos, suele pasar que, personas que han estado fuera del armario e incluso han sido militantes durante su juventud, vuelvan al armario en la tercera edad, con lo que eso conlleva. O intenten no acudir a una residencia, sufriendo la soledad de la persona dependiente y mayor.

Chapero: suelen ser chicos muy jóvenes, en la década de los 20, la mayoría latinoamericanos; no permanecen mucho tiempo en el mismo sitio. Suelen ejercer en pisos que alquilan entre varios para eso. O en lugares para cruising al aire libre. Muchas veces no tienen papeles, no usan demasiadas técnicas de prevención de ITS. No es difícil que estos chicxs terminen en la calle, si decidieran o se vieran obligadxs a dejar el trabajo, pues no cuentan con redes, ni familia.

Una mujer musulmana lesbiana en una religión donde la homosexualidad está prohibida, la cultura es machista.
Niñxs y adolescentes que sufren bullying homofóbico: El motivo de la marginación y la extorsión de ls niños que sufren bullying homofóbico como el transfóbico, no suele ser la sexualidad, sino el género. Les compañeros se meten con ellas por alejarse de los modelos de género.
Refugiadxs políticos por motivos de orientación afectivo sexual y de género. Al principio de la década del 2000 tuvimos en Granada la primera pareja de refugiadas políticas por este motivo.

Identidades trans, es un término paraguas, que alberga varias categorías:

Diferencia entre disforia de género y transexualidad: Dice Mar Cambrollé, presidenta de ATA, Asociación Andaluza de Transexuales que, La gente sigue creyendo que somos personas con disforia de género y la disforia no es una enfermedad de las personas transexuales, es una enfermedad que la sociedad nos impone a las personas transexuales porque no aceptan la diversidad. Yo no vivo atrapada en un cuerpo, vivo en una sociedad atrapada en unos ideales binarios y muy estrictos que no entienden de diversidad. Hay que derribar la idea de que vivimos en cuerpos equivocados porque vivimos en una sociedad que ha estado equivocada con respecto a la transexualidad.Por tanto, una persona trans no es una persona con un desorden mental, como intentan establecer médicxs y psiquiatras. La enfermedad es la disforia de género, y su curación estriba en un proceso de hormonación y una operación de reasignación de género, pero antes tiene que superar el Test de la vida real, que supone pasar varios años viviendo y demostrando que esa persona se adapta al género al que quiere convertir su cuerpo. Sin embargo, buena parte del movimiento trans, como el movimiento lgb y parte del feminista protestan ante este procedimiento, pues si partimos de la base de que el género es una construcción, que no tenemos un original, es decir, podemos preguntarnos, ¿quién define cómo es el modelo perfecto de mujer? ¿Y de hombre? Posiblemente, si nos pasaran un test probando nuestro acercamiento al género, la mitad de lxs aquí presentes lo fallaríamos. ¿Cómo va a superar alguien una prueba así? ¿Quién evalúa eso? Y lo más importante, ¿qué autoridad tiene nadie para decirle a otra persona cómo debe comportarse para ser un hombre perfecto o una mujer perfecta? Y, ¿cuál es el objetivo de esto?


Las personas transexuales, por tanto, son aquellas que no se sienten mujeres, aunque hayan nacido en lo que la sociedad dice que es un cuerpo de mujer; o no se sienten hombres, habiendo nacido en lo que la sociedad dice que es un cuerpo de hombre. Esto es, existe una diferencia entre la identidad que les asigna al nacer en función de su cuerpo biológico, y la que ellxs sienten. Estas personas siempre pertenecerán al sexo con el que se identifican, no al que les asignaron al nacer. Esto es, será una mujer (trans) o un hombre (trans) –el prefijo “trans- no se verbaliza. Ahora bien, su orientación se definirá en función del sexo con el que ellxs se identifican. Si me siento mujer –aunque naciera con un cuerpo de hombre- y me gustan las mujeres, seré lesbiana.
Vamos a definir, a continuación, al resto de las identidades trans:

Lxs Transgénero son personas que no se sienten cómodas con lxs género que la sociedad construye y les atribuye en función de sus cuerpos. Así, deciden transitar por los géneros, considerando que existen más de dos (Anne Fausto Sterling, habla de género como un continuum). Es posible que sus genitales no le molesten. O que decidan eliminar los genitales y dejar las mamas, por ejemplo. Ven su subjetividad a través del término persona, no hombre o mujer, esto es, sólo se consideran personas. Sea como fuere son personas difícilmente categorizables, es decir, es muy complicado, al verlxs, poder saber si son hombres o mujeres, porque, realmente eso es lo que pretenden, ser simplemente personas. Deciden romper con el sexo deshaciendo el género. Y si no hay sexo ni género, no hay orientaciones sexuales. Son ejemplo de ellxs las personas andróginas.

Por otro lado, también existen lxs Travestis, que son aquellas que gustan de vestirse como una persona del sexo contrario.
Ahora bien, tanto transgénero como travesti son identidades trans más bien elegibles, tienen la necesidad de romper a nivel social con los límites establecidos. Sin embargo, la transexualidad sí es sentida en la mayoría de los casos como algo biológico. Y de hecho, sería más normal que entre lxs usuarixs de Servicios Sociales hubiera alguna persona transexual, no así travesti y, casi con seguridad, tampoco transgénero.

¿Cuál es la problemática de las personas transexuales para que lleguen a convertirse en nuestrxs usuarixs? Que la sociedad no está o no ha estado preparada para la diversidad. Por eso, una persona que se sale de las normas de género, que no tiene opción a camuflarse, esconderse o disimular, porque las diferencias de género son muy evidentes, es automáticamente estigmatizada, excluida y discriminada. En diferencia a las personas homosexuales, que su alejamiento del género puede ser más sutil en algunos casos, las personas trans viven fuera de la norma desde muy niñxs, esto es, comportándose como si pertenecieran a otro sexo, autodenominándose con otro nombre, vistiéndose diferente. Pero la sociedad no lleva demasiado bien la diferencia y lxs niñxs pueden ser muy crueles. Muchas personas trans no han podido siquiera terminar su periodo escolar, debido a esta marginación, pues sufrían casos de bullying transfóbico. En otros casos han sido desahuciadxs de sus familias, y la mayoría han terminado en la calle, sin formación, sin familia, sin amigxs, sin trabajo; sin recursos. No pocas veces ejerciendo la prostitución para sobrevivir y en otras muchas, sin que suene a drama, porque no es lo que pretendemos, sino mostrar la realidad, llegando al suicidio. Pero el suicidio no lo trae ni el deseo de pertenecer a otro género, ni una enfermedad mental. Viene de la mano de una situación desesperada de impotencia, exclusión social, indefensión, falta de alternativas, soledad, etc. Algo que, objetivamente cualquiera en su lugar hubiera hecho.

Por eso, tal vez, las personas trans, sí serían nuestrxs usuarixs, pues en no pocas ocasiones son un colectivo sin recursos. Suele pasar que hay una diferencia entre los hombres (trans) y las mujeres (trans). Viviendo en la sociedad heteropatriarcal en la que vivimos, como sabemos, todo lo masculino está más valorado, por eso, que lo que entendemos por una mujer, quiera convertirse en un hombre es, hasta cierto punto, comprensible, es subir en la escala de privilegio social. Además, pasan desapercibidos, pues físicamente logran ser hombres en toda regla. Pero una mujer (trans) no está tan bien vista. Es como si la sociedad castigara al “hombre” por querer pertenecer a un escalafón más bajo, es interpretada bajo la pregunta, “¿por qué iba un hombre querer ser una mujer?” Por otro lado, el cambio de un biocuerpo con rasgos de hombre a uno con rasgos de mujer es más difícil, consigue peores resultados, por lo que siempre lleva el estigma de la diferencia encima. Como si nunca lograran ser mujeres de verdad.

La globalización, las redes sociales, etc., han hecho que cada vez lleguen hasta nosotrxs más casos de menores jóvenes. Así la Asociación Chrysallis, de familias de menores trans, afirma tener a nivel nacional más de 500 familias afiliadas y haber acompañado a otras tantas no afiliadas. Esto significa, por un lado, que no estamos hablando de casos aislados, sino de casos invisibilizados, para que lo único que se conociera como real y estable fuera la heterosexualidad. Y por otro, que no se trata de personas marginadas, “locas” o enfermas que despuntan. No. Se trata de personas con unas características, las que sean, que podíamos haber sido cualquiera –esto es, no son pobres, ni inmigrantes, ni refugiadxs, ni gitanxs, etc., y que la sociedad ha excluido, porque sí, porque con tanta diferencia se les desforma la norma, y eso es un peligro para este sistema. Un ejemplo bastante básico de esto, pero muy gráfico, es todo el revuelo que estamos teniendo en la Universidad de Granada con los servicios multigénero. Un grupo de estudiantes ha hecho una serie de reivindicaciones a la rectora, entre otras, que pusieran servicios multigénero en las facultades, para que empezar por algún sitio a diluir los géneros en esta sociedad. Porque existen personas transgénero en las facultades. Porque las personas intersexuales también existen. No sabemos como terminará, pero hasta ahora, el poder del sistema no da su brazo a torcer.

Por otro lado, lo que ha ocurrido últimamente, es que el autobús de hazte oír ha hecho más por el colectivo trans en dos semanas, de lo que haya hecho el colectivo homosexual en todo el siglo XX. Ha intentado remarcar los límites de la heterorrealidad, y no han contado con que la diversidad de la sociedad, es cada vez mayor; estamos acostumbrándonos a que los límites son mucho más difusos de lo que nos habían contado y que no pasa nada. ....

Para terminar con este colectivo y dado que sí tiene un tejido asociativo fuerte en este momento, deciros que si os llegan casos de personas trans, menores trans, por ejemplo, os pongáis en contacto con las asociaciones que conforman este movimiento, porque tienen la información, los procedimientos, y los afectos, por semejanza de experiencias también. Acercar a un menor trans a una de estas asociaciones puede cambiarle la vida, sobre todo si están pensando en una operación de reasignación de sexo, pues al ser tan jóvenes la toma de decisiones es muy importante, y hay otras alternativas, que ellxs conocen bien, como inhibidores hormonales, que detienen el proceso de desarrollo hormonal, retrasando el momento de ciertas decisiones y dando tiempo a la persona para que madure y pueda valorar la decisión lo más segura posible.

Finalmente nos queda hablar de las personas intersexuales. Lo que se ha venido a conocer vulgarmente como hermafroditas. El término intersexual es un término paraguas que hace referencia a personas que nacen con una, o más de una, gama de variaciones en las características sexuales, que caen fuera de las concepciones tradicionales de los cuerpos masculinos o femeninos. De nuevo, la mayoría de estas personas no tienen ningún problema. El problema se lo genera la medicina cuando se da cuenta de que no cumplen con los cánones que establecen sus manuales, y se encuentran un bebé con un micropene, ovarios y cromosomas XXY, por ejemplo. Para salvar la situación, es decir, que la familia no tenga grandes dilemas en la educación, ni los niñxs traumas en su socialización, lo único que se les ocurrió, fue operar a lxs recién nacidos y otorgarles un sexo, el que lxs médicxs consideran en función de cada caso. Suele ocurrir que en la adolescencia, estas personas no se desarrollan con el sexo que se les otorgó, sino de otras manera, o tienen problemas hormonales, viviendo absolutas pesadillas. Sería más factible que se educara al niñx sin un sexo determinado, pero la sociedad no parece haber estado preparada para algo que no encajara en su heteronorma.

Generalmente estxs niñxs pasan desapercibidxs, y desde luego, desde la sanidad no se hace publicidad de los casos que nacen así, de modo que, una vez más, se ha creído que son excepciones, sin embargo, es más común de lo que la gente piensa, en EEUU una de cada 2000 personas es intersexual.



Por María Alonso Vidal y Antonio J. Iáñez Aspizua. Ponencia para la Escuela de Verano de los Servicios Sociales de la Diputación de Granada. 1 de junio de 2017.

miércoles, 21 de junio de 2017

Glosario Plural "Para Entendernos"



Nuestra formación no nos prepara, la mayoría de las veces, para tener usuarixs del colectivo LGTBQI; a lo sumo nos proporciona algo de información sobre género. Por eso, es necesario, al menos, contar con algo de información, así si en nuestra práctica profesional nos sorprende un caso de esta temática, no tendremos que acudir a nuestra percepción particular para solucionarlo. 

Además,
  • La población LGTB es cada vez mayor, porque la homosexualidad es cada vez más visible (no porque ahora hay más personas lgtbqi de las que había entre un 6% y un 10% aproximadamente de la población, según el informe Kinsey).
  • Algunxs de nuestrxs compañerxs son gays y lesbianas (dentro o fuera del armario).
  • Gays y lesbianas simplemente son parte de otras poblaciones excluidas, donde las situaciones de vulnerabilidad interseccionan: mujer, gitana lesbiana; anciano gay; mujer, marroquí lesbiana; inmigrante gay; prostituta trans; transeúnte trans ... Y, tal vez, por dicha intersección, el caso se vuelva particular. 




Como profesionales nos pueden ocurrir dos cosas que nos pueden afectar en nuestra intervención con este colectivo: 
  • que tengamos prejuicios, pues todo el mundo puede tener homofobia (gayfobia, lesbofobia, bifobia), transfobia o plumofobia.
  • que tengamos desconocimiento. 

Lo uno se soluciona aprendiendo. Lo otro con la imparcialidad que se nos presupone como profesionales. Para solucionar el desconocimiento, a continuación vamos a exponer una serie de conceptos y pautas que nos ayuden a desenvolvernos en el trato con el colectivo LGTBQI. Vamos a empezar con los conceptos más básicos.

Lxs trabajadorxs sociales usamos las palabras como herramientas de intervención. La palabra es mediación, por eso es necesario tener presente la frase del filósofo Wittgenstein, “los límites de mi lenguaje son los límites de mi pensamiento, de mi mundo”. Necesitamos conocer palabras para nombrar la realidad, pensar y, además, comunicarnos bajo unos códigos de entendimiento común. En este caso concreto, dado que la vida homosexual no ha tenido cabida en la forma de vida heterosexual, las personas LGTBQI usan una serie de palabras, expresiones, códigos para comunicarse entre ellxs, que además les sirven de reconocimiento entre ellxs, conocerlxs facilita sentirse dentro de la comunidad y ayuda a generar identidad. Pero a nosotrxs como profesionales nos van a servir para comunicarnos con las personas LGTBQI, y ganarnos su confianza al entenderlxs. 



lunes, 13 de junio de 2016

Valle no estaba oculta

Recuerdo cuando era un pipiolo, o un piruleto como solía llamarme Valle, y empecé mi activismo con las chicas de NOS (asociación LGTB en Granada). Trabajábamos muchos frentes, pero todos tenían un factor común: la visibilidad.

Desde que se consiguió el matrimonio igualitario hace once años en nuestra tierra parece que todo está conseguido. Nada más lejos de la realidad. Nos han querido hacer creer que los derechos sociales ya estaban conseguidos, que ahora había que normalizar la homosexualidad. 

Y se ha normalizado. Mejor dicho, se ha heteronormativizado. El colectivo lésbico, gay, bisexual y transexual vuelve a estar en las sombras. Lo que la sociedad nos dice en pleno 2016 es que podemos ser homosexuales, bisexuales o transexuales, pero que no se nos note. 

Tras el atentado sucedido ayer en Orlando, donde más de cincuenta personas han muerto y otras más de cincuenta han resultado heridas, la reacción social ha sido dicotómica. Por una parte, el colectivo LGTB español e internacional ha mostrado su más profunda repulsa hacia este delito de odio homófobo, una vez más vinculado al fanatismo religioso. Han sido muchas las personas que han subido fotos a las redes sociales besándose para visibilizarse y mostrar su apoyo a todas las personas que siguen sufriendo la violencia homóbofa. Por otra parte, simultáneamente el heteropatriarcado ha respondido con toda su dureza: "¿por qué tenéis que mostrar públicamente vuestra sexualidad? ¿Los atentados del 11-S fueron entonces actos terroristas por heterofobia?" Y lindezas de este estilo.

La igualdad real no la vamos a conquistar con esta "normalidad" que nos impone la sociedad. No queremos ser heteronormativas. Queremos ser como somos. Queremos ser libres. ¿Y ahora qué? Pues volver al principio. A reivindicar la visibilidad. Lo que no se ve, no existe. Y existimos. Y hay mucha invisibilidad.

Invisibilidad lésbica.

Invisibilidad trans.

Invisibilidad bi.

Invisibilidad gay.

Esta invisibilidad parece incrementarse con la edad. ¿Es que no existen personas mayores gays, lesbianas, bisexuales o transexuales? Sí. Existen. ¿Dónde están? En las sombras. Excluidas. Marginadas. Invisibilizadas. Ocultas. Heteronormativizadas.

Valle Galera, una artista granadina, hace un repaso a esta situación social cámara en mano. El 9 de junio presentó en Madrid su exposición "Estaba oculto", disponible hasta el 9 de julio en la Twin Gallery.

No os la perdais.

Antonio J. Iáñez



martes, 17 de mayo de 2016

17 de Mayo: Día Internacional contra la LGTB fobia

Hoy es el día para tomar conciencia de que hace tan solo 26 años sentirse libre y disfrutar de la orientación sexual era ser una persona trastornada. En un mundo no tan lejano en tiempo pero que representan años luz de la sociedad actual, concretamente el 17 de Mayo de 1990, la OMS eliminaba la homosexualidad como enfermedad. Sin duda, conforme la Sexología le va ganando terreno a la moralidad, la sociedad en su conjunto gana en salud y por ende, calidad de vida. Por supuesto, todavía queda mucho por mejorar.
Dentro de las fobias por orientación sexual distinguimos entre Lesbofobia, Gayfobia y Bifobia principalmente al tener algunas características diferentes y sobretodo por identificarlas de forma independiente. Por otro lado, seguiré alzando la voz y uniéndola al resto de profesionales y colevtivos exigiendo la despatologización transexual.
La antipatía u odio hacia los homosexuales por el simple hecho de serlo, continua siendo una patología recurrente que en ocasiones puede verse arropada y alimentada por la sociedad machista, patriarcal y heteronormativa en la que estamos inmersos y de la que formamos parte. Y en este sentido todas las personas tenemos que tomar parte y quizá entonar el “mea culpa” reconociéndonos también heteronormativistas como miembros y parte que somos de esta cultura pues con independencia incluso de nuestras convicciones e incluso la propia orientación sexual, podemos acabar cayendo en errores que por imitación o por inercia hacemos y que promocionan conductas que ciertamente deseamos evitar. Quizá reconocer errores sirva para evitar futuros.
¡ La realidad es la que es ! A pesar de los pasos dados hasta ahora, nuestra sociedad sigue siendo homófoba. No se dan por supuesto las conductas de las que antiguamente se hacían gala, pero eso no significa que nuestra sociedad no siga siendo machista, patriarcal y homófoba. Algunas compañeras y compañeros sexólogos tienden a restar importancia a este hecho pero si realmente no tuviésemos esa homofobia tan instalada que hasta parece natural e innata, reconocerte LGTB (Lesbiana, Gay, Transexual Bisexual) no supondría lo que hoy supone, y son realidades sobre las que tenemos la responsabilidad de actuar y transformar. Pienso con absoluto convencimiento de que es y debe ser el eje vertebrador de nuestra profesión: Educar para que las personas crezcan y la sociedad se transforme. 

viernes, 26 de febrero de 2016

Concentración contra la Transfobia


Desde Plurales entendemos que hay tantas sexualidades como personas habitamos esta tierra.  Hace dos semanas, en Granada, Dani fue víctima de una brutal agresión por el hecho de ser transexual, violándose con esta paliza cuatro de los Derechos Humanos. 

La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos (art. 1) sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición (art. 2). Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona (art. 3). Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (art. 5).

Asimismo, la Asociación Mundial para la Salud Sexual declara que los derechos sexuales se fundamentan en los derechos humanos universales así como en el conocimiento científico relacionado con la sexualidad humana y la salud sexual. Reafirma que la sexualidad es un aspecto central del ser humano presente a lo largo de su vida y abarca el sexo, las identidades y los papeles de género, lo orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Reconoce que todos los tipos de violencia, acoso, discriminación, exclusión y estlgmatización son violaciones de los derechos humanos, y afectan al bienestar de los individuos, las familias y las comunidades.

Málaga, Granada, Cádiz y Sevilla, recientemente han sido noticia por delitos de odio contra personas transexuales y homosexuales. La falta de protocolos de actuación integral de carácter municipal, hacen que muchas de las víctimas no sean atendidas adecuadamente, ni desde los servicios sociales, ni desde la policía local o nacional. Ello  hace de nuestra comunidad y sus provincias espacios “inseguros”, donde el miedo campa libremente, dando al agresor seguridad para este tipo de “tropelías”, que no reciben como respuesta de las instituciones, sanciones que contemplen el “agravante” y sirva de medida disuasoria, así mismo, la ausencia de campañas de sensibilización o de programas de educación en la diversidad sexogenérica en los centros educativos, son un anclaje para la discriminación.

En la primera mitad de 2015, el Ministerio del Interior presentó el informe correspondiente a los delitos de odio y discriminación denunciados durante 2014. Según estos datos, de un total de 1.285 denuncias en España, 513 tenían que ver con la transfobia y la homofobia, siendo 188 los casos en Andalucía por transfobia y la homofobia.

La Ley 2/2014, de 8 de julio, integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales de Andalucía, expone que la transexualidad no es un fenómeno actual. Existe desde siempre y en todas las culturas de la humanidad. Permite a las personas transexuales decidir libremente sobre la determinación del género con el que se identifican, con todas las consecuencias, manifestaciones y efectos que esta decisión conlleva; a saber:
  • Poder modificar, en su caso, mediante los recursos sanitarios disponibles el propio cuerpo para conseguir una apariencia lo más congruente posible con el sexo-género con el que se identifica.
  • Poder adoptar un modo de vida personal y social igualmente congruente y correspondiente a esta identidad.
  • Tener derecho a un trato igual a las demás personas en todos los ámbitos, sin que en ningún caso sea discriminatorio.


Por tanto, desde el Colectivo Plurales hacemos públicas las siguientes propuestas:
  • Instamos al Gobierno Andaluz al desarrollo urgente de medidas contra la transfobia que la normativa andaluza contempla, dotando de recursos y medios a esta Ley para poder hacerla efectiva y no se quede en una mera declaración de principios.
  • Concienciación de las administraciones públicas para acabar con los delitos de odio.
  • Que los cuerpos de seguridad y la Justicia tomen absoluta conciencia sobre la gravedad de estas agresiones y se tenga tolerancia cero contra las mismas.


En Granada a 26 de febrero de 2016.



viernes, 12 de febrero de 2016

Concentración contra la transfobia

Ni una agresión más. El martes 9 de febrero un chico sufrió en una plaza de los Alminares (barrio de Granada) una paliza por el simple hecho de ser trans. No consentimos ninguna actitud de odio, y mucho menos la violencia, hacia ninguna persona por ser como es.

Plurales condenamos esta agresión y el viernes 26 de febrero, a las 18.00h, estaremos en la Plaza del Carmen (Ayuntamiento de Granada), acompañando a Daniel en esta denuncia pública contra la transfobia.

Os esperamos allí.